
Durante la primera hora de apertura, el Planetario Luis Enrique Erro del Instituto Politécnico Nacional (IPN) agotó las 2 mil fichas destinadas al eclipse. Alrededor del mediodía, varias personas intentaron ingresar violentamente, lo que llevó al personal de la institución a formar brigadas para distribuir lentes certificados a aquellos que no pudieron entrar pero aún así querían presenciar el fenómeno astronómico.
Una de las actividades más concurridas fue la observación a través de cinco telescopios instalados en el estacionamiento, además de los 25 telescopios adicionales compartidos por los aficionados. También se ofrecieron préstamos de lentes para ver el sol durante cuatro minutos.
Entre los afortunados se encontraba Berta Morales Reyes, una jubilada de 73 años que llegó a las 6 de la mañana y obtuvo la ficha 1761. Ella compartió su emoción: «Pude ver el eclipse dos veces, antes y después de que ajustaran el telescopio. Es emocionante, como alcanzar el cielo».

Alondra, una ama de casa de 36 años, también expresó su emoción al observar el eclipse a través de lentes que compró en la calle por 80 pesos, supuestamente certificados. «Estoy emocionada, impresionada de cómo la sombra avanza y cubre el sol, y también emocionada porque puedo compartirlo con mi hijo de tres años», dijo.
Centenares de niños de educación básica y secundaria optaron por faltar a la escuela para presenciar este evento astronómico, que no solo los asombró sino que también prolongó sus vacaciones después de la Semana Santa.
Mientras las horas pasaban y la gente observaba el sol a través de lentes telescópicos o gafas certificadas por el IPN, algunos recurrieron a vidrios de soldadura vendidos afuera del planetario por hasta 200 pesos o perforaron papeles para proyectar la sombra de la luna en el suelo. También se podía lograr este efecto al entrelazar los dedos y ver el reflejo del astro en un zapato.

«La ciencia también puede ser divertida», comentó un hombre cuyo zapato, limpio y sin imperfecciones, reflejaba claramente la imagen del sol.
Las miradas se dirigían al suelo y al cielo hasta que, cerca de las 14:00 horas, el sol volvió a brillar por completo.
